martes, 30 de abril de 2013

Las cenizas de Pompeya


Cuando en el año 79 d. C. la ceniza sepultó las poblaciones de Pompeya, Herculano y Estabia en la Campania, se consumó una de las peores catástrofes de la historia. Su dramática destrucción las ha convertido, paradójicamente, en el yacimiento más importante y mejor conservado de la época romana. Una auténtica fotografía de cómo se vivía hace ahora dos mil años. “Pompeya, catástrofe bajo el Vesubio” es una muestra organizada por Canal de Isabel II Gestión y la Comunidad de Madrid en colaboración con el Museo Estatal de Prehistoria de Halle (Alemania), la Superintendencia Especial para los Bienes Arqueológicos de Nápoles y Pompeya y el Ministerio para los Bienes y Actividades Culturales de Italia. Formada por más de 600 piezas, la exposición quiere cumplir dos objetivos. El primero es mostrar qué supuso la erupción volcánica para una ciudad llena de vida. Los objetos de uso cotidiano, las pinturas y los restos orgánicos que la catástrofe ha permitido conservar son de una calidad arqueológica inigualable y de una contundencia visual incuestionable. Es difícil no estremecerse al pensar lo que vivieron los pompeyanos en aquellos momentos.
El segundo objetivo es valorar la figura de su descubridor, el “Rey Arqueólogo”. Carlos III fue el descubridor y auténtico impulsor de las excavaciones en Pompeya y su actuación sentó las bases de la arqueología posterior al excavar, documentar, proteger y evitar que las piezas saliesen de su lugar de origen. Estas preocupaciones hoy nos parecen evidentes, aunque todavía no siempre se cumplen.


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